viernes, 28 de agosto de 2009

El regreso



Viajar es maravilloso, volver a sentir esa sensación tan agradable de levantarse en un hotel lejos de donde vives, y descubriendo nuevos olores, sabores, colores y Naturaleza en diferente estado. Los bosques de Somiedo son cautivadores, te adentras en ellos ascendiendo poco a poco y el esfuerzo de la subida a los picos apenas lo notas entre los hayedos repletos de vida. Mariposas de brillantes colores, pájaros de alta montaña, huellas de animales como osos y lobos son algunos de los muchos regalos que el camino ofrece, hasta llegar a la cumbre y coronar un pico desde el que la fuerza de la Gran Madre te llena de plenitud y de ansias de no dejar de hacer cosas así nunca... Luego, viene el regreso a casa, siempre agradable, con las sensaciones conocidas que lo acompañan: el olor de las sábanas y las toallas de uno, el sofá, la cama y la comida te traen de nuevo a una realidad que hace que el viaje casi parezca un sueño del que al menos hiciste algunas fotografías que tristemente nunca muestran lo que viste, de la misma forma tan hermosa en que lo viste... Pero esta vez mi regreso ha sido distinto, porque he visto la Naturaleza de este lugar como si fuese una forastera que llegase aquí después de haber recorrido España de norte a sur, y veo esto árido, seco... y no me agrada. Los campos de girasoles que en primavera me cautivaron, ahora están recién segados y ofrecen esta imagen desoladora que nos acompañará hasta el final del invierno... estos ciclos cambiantes del campo nos ponen delante de nosotros una vez más la metáfora de la vida, del cambio, de que lo que alguna vez fue hermoso y lleno de vida puede tornarse en algo yermo... pero que también, lo que parece yermo, es un campo en flor en potencia, una tierra en apariencia estéril que algún día rebosará semillas de vida!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario